domingo, 28 de junio de 2009

Finta

Un beso humedecido en llanto,
procuraba reanimar la tonalidad marchita de una rosa.
Constantes preocupaciones frente a profundas decepciones,
alimentaron un rencor en mi interior proveniente del fracaso sin ser conciente.

Los mudos latidos de mi corazón,
cegarán la ilusión yaciente en mi mirar por una estancia temporal.
Tu belleza facial se consumirá en una pálida y vulnerable mascarilla,
anidando posteriormente un ser transparente que amoldará tu memoria.
Créeme que no me sentiría ca
paz de imaginar tus huellas encaminando la eternidad,
y yo débil de indefenso...prosigo a temblar.

Velas blancas derretidas en cera rojiza esculpida sobre el tacto de mis heridas,
fue tan alabada la tontería y negada la mentira,
que resaltaron intencionalmente en tu vida los principios de la tragedia.

Lo lamento...lo lamento...te quiero...

Los mudos latidos de mi corazón,
cegarán la ilusión yaciente en mi mirar por una estancia temporal.
Tu belleza facial se consumirá en una pálida y vulnerable mascarilla,
anidando posteriormente un ser transparente que amoldará tu memoria.
Créeme que no me sentiría capaz de imaginar tus huellas encaminando la eternidad,
y yo débil de indefenso...prosigo a temblar.

Velé madrugadas entre enciclopedias,
explorando diccionarios de medicina,
deduciendo que la suerte es una única suposición,
traicionera y bien recibida dependiendo de las decisiones del cielo.

La porcelana de las esculturas angelicales pavimentaron el vino del grial,
y mi orgullo por criticar a las personas esfumó.
Cuando los conflictos en la salud o problemas alivian considerablemente,
el primer presentimiento intenta obligarnos a convencernos de que podría haber sido peor.

Los mudos latidos de mi corazón,
cegarán la ilusión yaciente en mi mirar por una estancia temporal.
Tu belleza facial se consumirá en una pálida y vulnerable mascarilla,
anidando posteriormente un ser transparente que amoldará tu memoria.
Créeme que no me sentiría capaz de imaginar tus huellas encaminando la eternidad,
y yo débil de indefenso...prosigo a temblar.

Ojala el deseo me ofrezca la razón...
y yo pueda felicitarte y cuestionarte acerca de aquella cantidad de voluntad que te permitió superarte.
Mientras admiro tu sonrisa y ese par de pupilas verde forestal...

Fingiendo con tono de inocencia en mis palabras,
para que nunca sospeches,
que todo este tiempo entre oraciones y apoyo mental,
habría sacrificado mis virtudes y obligaciones, sobrecargando parte de tu destino.


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